Nueva medida de Trump: Ordena retirar el financiamiento a los medios públicos PBS y NPR

El mandatario cuestionó el rol de la cadena de televisión y la emisora radial, esta última conocida a nivel mundial por la producción de los «Tiny Desk Concerts»
WASHINGTON – El presidente estadounidense, Donald Trump, firmó el jueves un decreto para que se deje de financiar a dos medios de comunicación públicos, la cadena de televisión PBS y la radio NPR, a los que acusa de ser parciales.
NPR y PBS sólo están financiadas en parte por los contribuyentes estadounidenses y dependen en gran medida de las donaciones privadas.
Trump mantiene desde hace tiempo una relación hostil con la mayoría de los medios de comunicación, a los que llegó a describir como «enemigos del pueblo».
Una excepción es la cadena conservadora Fox News, algunos de cuyos presentadores han asumido papeles importantes en la administración del magnate republicano.
«National Public Radio (NPR) y Public Broadcasting Service (PBS) reciben fondos de los contribuyentes a través de Corporation for Public Broadcasting (CPB)», dijo Trump.
«Por lo tanto, ordeno a la junta directiva de CPB y a todos los departamentos y agencias ejecutivas que cesen la financiación federal de NPR y PBS», añadió.
El mandatario republicano estimó que «ninguna de las dos entidades presenta un retrato justo, preciso o imparcial de la actualidad a los ciudadanos contribuyentes».
A finales de marzo, Donald Trump pidió al Congreso que ponga fin al financiamiento público para estas dos «redes horribles y completamente sesgadas».
«Propaganda de izquierda»
«NPR y PBS han alimentado el activismo y la propaganda de izquierda con dinero de los contribuyentes, lo cual es sumamente inapropiado y un mal uso de los fondos públicos», declaró la Casa Blanca en un comunicado. Sostiene que ambos medios reciben «decenas de millones de dólares en financiación pública cada año».
La Casa Blanca cita que durante un período de seis meses, un programa de PBS, «PBS News Hour», utilizó el término «extrema derecha» 162 veces y «extrema izquierda» sólo seis. O un estudio según el cual los congresistas republicanos reciben una cobertura mediática mucho más negativa que los demócratas.
En términos generales, el decreto afirma que la financiación de los medios federales se justificaba cuando se creó la CPB en 1967 pero ahora, «en un panorama mediático rico, diverso e innovador», se ha vuelto «obsoleta, innecesaria» y «corrosiva» para la «independencia periodística».
El presupuesto de CPB hasta 2027 ya fue aprobado por el Congreso, lo que plantea dudas sobre el alcance del decreto de Trump.
Más de 40 millones de estadounidenses escuchan cada semana la radio NPR y 36 millones miran cada mes un canal local de la red PBS, según estimaciones de estos medios.
La directora de NPR, Katherine Maher, estimó en marzo que la radio -conocida a nivel planetario por producir los «Tiny Desk Concerts», que han reunido a artistas de talla mundial en sus oficinas- recibiría unos 120 millones de dólares del CPB en 2025, lo que representa «menos del 5% de su presupuesto».
La administración estadounidense se propuso reducir drásticamente el gasto público y ha puesto en la mira al sector de radiodifusión extranjera del país al desmantelar la agencia gubernamental USAGM.
Esta agencia supervisa dos organizaciones federales: la Voz de América y la Oficina de Transmisiones para Cuba, a cargo de Radio y TV Martí, además de otras emisoras como Radio Free Europe/Radio Liberty, Radio Free Asia o Middle East Broadcasting Networks.
La ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) advirtió el viernes de «un alarmante deterioro de la libertad de prensa» en Estados Unidos.
En febrero la Casa Blanca restringió el acceso de la agencia de noticias estadounidense Associated Press (AP) por no adoptar el nombre «Golfo de América» decretado por Trump en lugar de «Golfo de México».
En abril el republicano arremetió contra varios de los principales medios de comunicación estadounidenses, entre ellos el New York Times, el Washington Post y ABC News, después de que publicaran encuestas que mostraban sus índices de aprobación a media asta. Los acusó de estar «enfermos» y dijo que deberían ser investigados por «fraude electoral».
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