Línea directa entre San José y Silicon Valley: Costa Rica se perfila como semillero de ‘chips’ de Estados Unidos

El país va camino de convertirse en el núcleo continental de los semiconductores aupado por Washington, grandes empresas y universidades.

SAN JOSÉ – “El fabricante de chips Intel está cerrando su operación de ensamblaje y prueba en Costa Rica y eliminando 1.500 puestos de trabajo (…) Trasladará sus operaciones desde su sitio en Heredia, donde ha estado presente desde 1997, a sitios existentes en China, Malasia y Vietnam”, reportaban como noticia de última hora las agencias de prensa en abril de 2014. La multinacional estadounidense se quedaba en el país centroamericano sólo con servicios globales e investigación y desarrollo, pero ni la compañía más intrépida hubiera podido predecir que 10 años después todo iría en dirección contraria.

Esa década se cumple ahora y todo el empeño está en hacer de Costa Rica un ecosistema de la industria de semiconductores que más bien atraiga inversiones, prepare a más jóvenes en áreas de tecnología y aplaque las preocupaciones actuales del Gobierno de Estados Unidos por el enorme peso de los países asiáticos en la producción de las pequeñas piezas indispensables para los aparatos digitales y la conectividad, un factor que en Washington consideran motivo de inseguridad nacional.

Después del desencadenamiento del combate comercial entre Estados Unidos y China, de los efectos de la pandemia sobre la digitalización y sobre las cadenas logísticas globales, y con la poderosa apuesta de la Casa Blanca por depender menos de las fábricas en Asia, Costa Rica ya no lamenta el cierre de la planta manufactura de la multinacional Intel, que se reabrió en 2021 como una primera señal de los cambios fuertes. Ahora, el desarrollo de semiconductores en suelo costarricense se nutre de promesas de inversiones, impulsos y ambiciones que van más allá de esa compañía.

Las circunstancias ajenas y la trayectoria propia colocan ahora a Costa Rica ante la ruta de convertirse en el núcleo continental de los semiconductores aupada por el Gobierno de Estados Unidos y grandes empresas de esa industria junto a universidades convencidas de que aquí están las condiciones adecuadas para ese ecosistema.

“Se siente un clima diferente”, le dice David Herrera, un estudiante de último año de la carrera de Ingeniería Electrónica en el estatal Instituto Tecnológico de Costa Rica, quien ya tiene contrato para empezar el próximo año como ingeniero en Intel. “Hay muchas cosas pasando para abrir puertas en empresas y eso es motivante. Hay mucha demanda de profesionales e interés por preparar a más gente”, añadió el joven. Es hijo de un apicultor y de una ama de casa, creció en un pueblo agrícola llamado Naranjo, al oeste del Valle Central costarricense, y cursó toda su escuela y secundaria en instituciones públicas. Ahora se alista, a los 23 años, para empezar a trabajar en el diseño de la funcionalidad de los chips con sus circuitos eléctricos y flujos de datos, nada ni cercano a la producción de miel.

La hoja de ruta del Gobierno de Chaves

En jóvenes como David pensaba el presidente Rodrigo Chaves en su visita a un colegio de la región Caribe abundante en plantaciones de banano para exportación. “¿Quién quiere cargar racimos de bananos en lugar de ir a trabajar en una fábrica de microprocesadores de la mayor tecnología del mundo?”, decía el mandatario a los adolescentes una semana después de haber presentado en San José la “hoja de ruta” para la industria de los semiconductores con presencia de la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, y la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, en su tercera visita desde que Chaves tomó el poder, en 2022.

Intel Costa Rica
Vista aérea de la fábrica de Intel.INTEL

El plan costarricense consiste en crear plataformas para estimular el aumento de profesionales y técnicos junto a medidas como el reforzamiento de normas de propiedad intelectual, la reducción de trámites burocráticos y de reglas migratorias para atraer personal especializado. Lo anunció el Gobierno en paralelo a un decreto de interés nacional sobre la industria de semiconductores, mientras las universidades alistan sus programas y se organizan ferias de empleo centradas en tecnología. Intel apuntala la inversión de 1.200 millones de dólares anunciada en 2023 para la planta en Costa Rica, que trabaja 24 horas produciendo la mitad del total de chips de la compañía en el mundo, dijeron sus autoridades a un grupo de periodistas que invitó en febrero. Hay muchas cosas corriendo, pero la formación es la clave.

“El país gradúa cada año 11.000 personas profesionales o técnicos con conocimientos relevantes para esta industria, una cifra considerable para un país de 5 millones de habitantes. Los graduados profesionales crecen a una tasa anual 8,3% y los técnicos un 20%”, dijo el ministro de Comercio Exterior, Roberto Tovar, antes de subrayar que, sin embargo, hay una escasez de personal para satisfacer la demanda actual.

En esa línea va el proyecto de crear un centro de excelencia a cargo del Ministerio de Ciencia, Innovación Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) junto al Instituto Nacional de Aprendizaje, una entidad estatal de capacitación de nivel técnico y certificación en materias que van desde repostería hasta ciberseguridad. La ambición es ofrecer programas presenciales y virtuales en áreas de semiconductores, Inteligencia Artificial, la nube y redes 5G. Para ello se forjó una alianza con 10 empresas multinacionales para construir los planes de estudio. “Si sumamos todo el aporte de las multinacionales y el centro académico, llegamos a un monto superior a los 47 millones de dólares”, dijo al semanario El Financiero la ministra del Micitt, Paula Bogantes, sobre los planes para intentar replicar el desarrollo en los últimos 15 años ha logrado la industria local de insumos médicos, principal producto de exportación, con un 42% del total. Esta semana, la Universidad Latina de Costa Rica (privada) anunció la primera certificación de semiconductores en Centroamérica para ingenieros y profesionales.

Además de la influencia de 25 años de la presencia de Intel en Costa Rica y de la llegada de otras empresas de semiconductores, el país ya lleva pasos adelante, dijo Tovar ante las autoridades estadounidenses. Tras el lanzamiento de la ley de chips del Gobierno de Joe Biden, Costa Rica fue el primer país escogido como “lugar seguro” para la masiva inversión estadounidense en esa industria. “Costa Rica está en el corazón de las Américas, entre dos mares y cerca de nuestro principal mercado, lo que significa un gran ahorro en costos”, dijo Tovar ante las autoridades estadounidenses, que ya lo sabían. En tiempos de nearshoring, adquiere valor el dato de que hay poco más de 3.000 kilómetros entre ambos países, una distancia en la que un vuelo tarda tres horas.

“Costa Rica tiene apoyo de todo el Gobierno de Estados Unidos. En este momento, la industria de semiconductores está muy concentrada en pocos países en el mundo, y esto nos hace sentir inseguros”, dijo Raimondo. El 90% de los semiconductores más sofisticados están producidos en un sólo país, 70% de todos los chips se empacan en Asia y casi 40% en China, expuso. A ello responden las inversiones estadounidenses sin precedentes en la industria, destinadas a duplicarse en cinco o 10 años por la inteligencia artificial, añadió.

Chaves celebra el cheque de confianza que le otorga Washington en paralelo al apoyo para el desarrollo de la red 5G que provoca el desagrado de China. Le permite mostrar sus ventajas a pesar de los cuestionamientos por deterioro del sistema educativo público y las dificultades de acceso a empleo que por falta de estudios padece un amplio porcentaje de la población. El Programa Estado de la Nación, un centro de pensamiento e investigación financiado por las universidades estatales, llamó la atención sobre la necesidad de aumentar la inversión pública en investigación y desarrollo (I+D) para que el impulso empresarial vaya de la mano del acervo de conocimiento, el tejido productivo y de la generación de talento de manera suficiente e inclusiva entre hombres y mujeres. “Costa Rica aún no proporciona las condiciones óptimas de apoyo de un ecosistema maduro para sustentar actividades de I+D empresarial”, decía en septiembre refiriéndose al sector de dispositivos médicos.

Pero esto podría cambiar, según los objetivos planteados por el Gobierno, que son “música para los oídos” de los inversionistas, como decía en la presentación formal Jonh Neuffer, presidente de la Asociación de Industria de Semiconductores (SIA). Señaló que Costa Rica ahora es “un enlace crítico en la cadena de suministros” y que hay “una línea directa entre Silicon Valley y San José”. En la cadena televisiva del Gobierno, Tovar dijo que la ambición es emular a la meca de la tecnología establecida en San Francisco para que los negocios de alta tecnología sean el motor económico en el futuro cercano. “Es superar cosas que nos han ayudado mucho como los productos agrícolas, las bebidas y los postres (frutas) y escalar en la cadena de valor”, explicaba Chaves como si describiera el caso de la familia del nuevo ingeniero David.

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