Ex diplomático de EEUU condenado dice que ‘política radical’ de Yale lo convirtió en espía cubano

MIAMI – Nacido en Colombia, Manuel Rocha se crió en los barrios de viviendas sociales de Harlem.

Su boleto de salida fue una beca para una escuela preparatoria de Connecticut y otra para la Universidad de Yale.

Fue en ese invernadero de la Ivy League a finales de los años 60 y principios de los 70, según Rocha, donde se radicalizó para convertirse en futuro espía de la Cuba comunista.

“Durante mis años de formación en la universidad, estuve fuertemente influenciado por la política radical de la época”, dijo Rocha, de 73 años, a una jueza federal en Miami el viernes, justo antes de que ella sentenciara al ex diplomático estadounidense a 15 años de prisión por ser un agente encubierto del gobierno cubano.

“Mi profundo compromiso en ese momento con el cambio social radical en la región me llevó a la eventual traición de mi juramento de lealtad a Estados Unidos durante mis dos décadas en el Departamento de Estado”, dijo Rocha, ex embajador de Estados Unidos en Bolivia que dejó el servicio exterior en 2002 y finalmente se estableció en Miami como asesor global y empresario. “Hoy ya no veo el mundo con los ojos radicales de mi juventud”.

“Mi larga y exitosa transición al sector privado culminó cuando me convertí en un alto ejecutivo internacional en el sector minero durante más de una década”, dijo Rocha en su declaración.

Antes de su arresto en diciembre, Rocha trabajó como presidente de Barrick Gold Corp. en la República Dominicana y como asesor internacional del despacho de abogados de Miami Foley & Lardner LLP.

“Esto último, sin embargo, no puede borrar el daño hecho durante mi carrera anterior trabajando para el gobierno”, dijo. “Asumo [plenamente] la responsabilidad por ello y acepto la sanción que debo pagar. Y lo que es más importante, estoy reparando, y seguiré reparando cuando sea necesario, el daño causado a través de mi colaboración incondicional con aquellos a quienes traicioné”.

Rocha recibió la sentencia máxima de 15 años de prisión por conspirar para defraudar al gobierno de Estados Unidos y actuar como agente extranjero ilegal para Cuba.

La jueza de distrito Beth Bloom, quien lo calificó de “enemigo” de “un país que se lo dio todo”, impuso a Rocha una multa de $500,000 y obligó tanto a los fiscales como a su abogado a incluir una cláusula de restitución para pagar a sus posibles víctimas. El 21 de junio está prevista una audiencia sobre la restitución ante la jueza Bloom.

Tras su arresto a principios de diciembre, el entonces secretario de Justicia de Estados Unidos, Merrick Garland, dijo que el trabajo encubierto de Rocha para Cuba era “una de las infiltraciones de mayor alcance y duración en el gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”.

Rocha, quien también estudió en las universidades de Harvard y Georgetown, ascendió en el Departamento de Estado y trabajó en la Oficina de Asuntos Interamericanos del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca entre julio de 1994 y julio de 1995. También ocupó varios cargos en embajadas latinoamericanas, entre ellos dos años como adjunto a cargo de la misión diplomática estadounidense en La Habana, entre julio de 1995 y julio de 1997.

Ese período fue una época convulsa en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba marcada por la firma de los acuerdos migratorios tras la crisis de Balseros, el derribo de los aviones de Hermanos al Rescate y la aprobación de la Ley Libertad, también conocida como Helms-Burton.

“Sé que mis acciones causaron un gran dolor a mi familia, a mis antiguos colegas y a los amigos más cercanos”, dijo Rocha en su declaración. “A todos ellos les pido su comprensión y su perdón. Deben saber que lo siento profunda y sinceramente”.

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