El Sevilla se mete en semifinales de Europa League tras fulminar al United en otra noche mágica en el Pizjuán

SEVILLA – El Sevilla se impuso en un ejercicio de fe y autoridad al Manchester United por 3-0 en la vuelta de los cuartos de final de la Europa League, su competición fetiche, con la que mantiene un idilio difícilmente explicable en términos terrenales. Es el peor Sevilla de los últimos 20 años, deambula en Liga más pendiente del descenso que de la zona noble, ha cambiado tres veces de entrenador, y en Europa seguía vivo de puro milagro tras empatar a 2 en el descuento a los ‘diablos rojos’ en Old Trafford, pero aun así, lo ha conseguido una vez más.

El seis veces campeón de la competición sabía que estaba vivo gracias a un poder superior, gracias a esa mística que hace ser al Sevilla para la Europa League, salvando las distancias, lo que es el Real Madrid para la Champions: un auténtico monstruo, una criatura de mitología y leyenda, casi invencible sin importar las circunstancias. Si no, es imposible comprender cómo sobrevivieron a la ida. Y por eso, el Ramón Sánchez-Pizjuán respondió a la llamada de los suyos como nunca.

Inundado de blanco, el estadio rugió desde mucho antes de que rodara la bola, y generó ese famoso miedo escénico que se comió al United nada más escuchar el himno sevillista ‘a capella’ entonado por cerca de 50.000 almas. Fue tal el impacto, que se podría decir que la afición local metió el primer gol, aunque en realidad fue Youssef En-Nesyri el que hizo lo propio apenas unos minutos después.

Corría el 7’ de partido cuando el delantero marroquí aprovechó un regalo escandaloso de Harry Maguire en defensa para batir sin mucho esfuerzo a De Gea. El portero madrileño jugó hacia delante para un Maguire que, de espaldas, fue incapaz de sortear la presión de tres jugadores sevillistas y perdió el balón. Una presión, por cierto, que fue una constante durante todo el encuentro y ayudó al Sevilla a no perder su identidad y encerrarse a aguantar el resultado.

Hicieron todo lo contrario los de Mendilibar, porque siguieron llevando la iniciativa ofensiva. Ni siquiera un tipo con el carácter de Casemiro fue capaz de levantar a un equipo sin alma, que lo intentó poco y sin convicción, manejado a su antojo por el Sevilla. Por las bandas, Suso, Acuña y Ocampos fueron la pesadilla de los red devils, que se libraron de ir dos goles abajo al descanso solo por el fuera de juego de Acuña que invalidó el tanto del extremo argentino al filo de la pausa.

En la segunda parte, el vendaval sevillista no quiso esperar y comenzó a celebrar la Feria de Abril unos días antes. Apenas en el minuto 46, golazo con el hombro de Badé a la salida de un córner, y eliminatoria sentenciada. Quedaba sufrir, o para eso se habían preparado los sevillanos, pero no hubo lugar para la penuria. Ten Hag intentó introducir cambios desesperados, como el de un Rashford mermado físicamente, pero nada le surtió efecto.

Conforme la urgencia del reloj iba apretando al United, más cómodo estaba el Sevilla a la contra. Un despliegue físico sin parangón que fue muy aplaudido por una grada enfervorecida, y que desmoralizó poco a poco a los visitantes. Así, hasta que la presión y la intensidad dieron frutos de nuevo, ya para cerrar un partido catártico para el sevillismo.

Un despeje a campo del United cayó a los pies de De Gea, que con todo su equipo volcado sobre el área del Sevilla, a falta de diez minutos, se escurrió y falló en el control. En-Nesyri, muy atento, solo tuvo que ponerla con suavidad desde fuera del área para certificar el desastre de los mancunianos, plasmado a las mil maravillas por dos errores tan notables como los de Maguire y De Gea, y el triunfo balsámico del Sevilla en Nervión

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