A 10 años del terremoto en Haití: Los traumas y dificultades que aún persisten tras el desastre natural

Un sismo de magnitud 7,3 registrado en las cercanías de Puerto Príncipe provocó una crisis humanitaria tras la destrucción de gran parte del país. Una década después, la situación no ha mejorado en nada.

PUERTO PRINCIPE  – El martes 12 de enero de 2010, minutos antes de las cinco de la tarde, un terremoto de magnitud 7,3 se registró a 15 kilómetros de Puerto Príncipe, la capital de Haití.

Tras esa fatídica tarde, marcada por el sismo más grande registrado en la zona desde 1770, el país considerado como el «más pobre de América» sufrió consecuencias devastadoras.

Hace una década, 200.000 mil haitianos murieron aplastados por edificios que se cayeron debido a que no cumplían las normas de construcción, mientras que otros 300.000 quedaron heridos y 1,5 millones de personas perdieron sus hogares.

Un par de días después del desastre natural, en las calles aún se podían ver los cuerpos descomponiéndose apilados y los restos de las tiendas saqueadas, según reportó una periodista enviada por El Clarín de Argentina.

Además, no había agua ni comida, por lo cual todo comenzó a contaminarse. Una de las cárceles se destruyó completamente, y más de mil presos arrancaron armados.

Situación actual

Hoy, diez años después, siguen siendo visibles las consecuencias de ese 12 de enero. Así lo confirmó la agrupación Médicos Sin Fronteras (MSF), mencionando el casi inexistente sistema sanitario que se ha visto afectado por la crisis económica y política que además azota al país.

«Las estructuras médicas, incluidas las gestionadas por MSF, apenas consiguen suministrar los servicios básicos (…) en tanto las necesidades médicas siguen siendo importantes. El apoyo internacional que el país recibió o que fue prometido tras el terremoto nunca se concretó, o cesó desde entonces», lamentó Hassan Issa, jefe de misión de la ONG.

Según Issa, la atención mediática que en un principio se le dedicó a Haití se «ha desviado», a pesar de que en el país sigue primando la precariedad y la violencia.

Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que muchos de los ciudadanos haitianos ni siquiera tendrán una oportunidad. Esto, debido a que 34.000 de las personas que perdieron sus casas en el terremoto seguirán viviendo en los frágiles refugios temporales construidos tras el sismo, reportó el diario argentino.

Además, tras el paso del terremoto hubo 1,5 millones de desplazados en más de 1.500 lugares temporales, y ahora unos 22 lugares se mantienen abiertos con miles de personas viviendo en una situación de desplazamiento, detalló el jefe de la misión de la OIM en Haití, Giuseppe Loprete, en una entrevista con EFE.

«No desean o no tienen posibilidad de salir de los lugares de desplazamiento. Algunos están construyendo o intentando asentarse en esas zonas. Así que creemos que los que están desplazados ahora permanecerán en esta situación», sostuvo Loprete.

Según el jefe de la misión en ese país, la situación de las personas en los campos es «exacerbada», «es grave, pero es la misma situación que vive la población ahora mismo. Hay varias áreas en Puerto Príncipe en las que no hay electricidad en la mayor parte del día, que el acceso al agua es también difícil. Solo con un paseo, ves áreas que están claramente hacinadas. La situación en los asentamientos temporales es, por supuesto, más difícil de afrontar para la gente. Hay barrios enteros en los que no hay carreteras o accesos», expresó.

«La OIM construyó dos carreteras en un área llamada Canaan. No había Policía, clínica, zonas donde viven 200.000 personas. Esta es la situación general. También hay que tener en cuenta que ahora hay bandas violentas que controlan estas zonas, incluyendo asentamientos temporales. Por su presencia, es más difícil el acceso de servicios provisionales, el acceso a la escuela, a los hospitales y la circulación de personas», añadió.

Situación política y económica

Por otro lado, violentas manifestaciones en contra del Presidente Jovenel Moïse, acusado por corrupción, se han desarrollado desde 2018 y mantienen paralizado al país.

La economía de Haití entró en recesión en 2019 con una reducción del PBI nacional de 1,2%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).Durante estos diez años, el hambre, la crisis y la violencia han marcado al país, recalcó la ONG MSF. Se cree que entre 1,5 a 2 millones de haitianos se han ido al extranjero, casi un quinto de la población en Haití .

Los traumas

Respecto a la situación humanitaria, existen miles de casos que le personifican, como la historia de Herlande Mitile.

Ocho días después del terremoto, los servicios de rescate encontraron a Mitile -de 26 años en ese entonces- entre los escombros, estaba viva pero gravemente herida.

«El médico me dijo que si seguía un tratamiento de fisioterapia podría volver a caminar, pero, para eso, hay que ir a la ciudad. Se necesita dinero para el transporte y no tengo nada. Por eso me volví más discapacitada aquí», contó Herlande a AFP, a quien le pusieron placas metálicas en la cadera y en la columna vertebral.

Tras meses sobreviviendo en uno de los cientos de campamentos improvisados que surgieron en Puerto Príncipe después del desastre natural, la sobreviviente y sus dos hijas fueron a vivir a Lumane Casimir. El Estado ofrecía ahí viviendas a unas 50 personas que quedaron discapacitadas a raíz del terremoto.

El Gobierno aspiraba a convertir el pueblo en un modelo de urbanismo: Unas 3.000 viviendas antisísmicas, un mercado, una zona industrial, una comisaría, un cuartel de bomberos, un colegio y un consultorio. Pero su construcción nunca se concretó y la obra se abandonó en 2014 con la mitad de las viviendas sin edificar.

Pero el abandono administrativo de las construcciones terminadas generó un gran interés por sus viviendas. Y, aunque el aislamiento geográfico y administrativo del pueblo lo deja al margen de los enfrentamientos entre bandas armadas, también afecta a sus habitantes más vulnerables.

Como no puede desplazarse para buscar un trabajo y no recibe ningún tipo de ayuda pública, Herlande depende del apoyo de sus vecinos. «Antes del 12 de enero (de 2010) salíamos adelante, pero ahora soy peor que un bebé», lamentó.

En este pueblo autogestionado, los heridos durante el terremoto y los que ocuparon una vivienda abandonada comparten la convicción de haber sido olvidados por los políticos. «Si hubiéramos tenido que esperar sus promesas, estaríamos muertos», sentenció Herlande.

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